"Querido corazón, ¿por qué él?"
En ese momento, me puse a pensar en todas las cosas vividas con él… desde el primer momento en que lo vi, hasta ayer donde tuvimos una pelea. Cada cosa con él era única, me hacía sentir tan bien cuando estaba junto a él que nada se comparaba… las peleas me llegaban por un segundo, y me puse a sonreír. Solamente quería levantarme e ir a abrazarlo desde la mesa en la que estaba y sentirlo… estaba pasando exactamente lo que no quería que sucediera… lo mismo y todo esto por una sencilla pregunta. No me iba a arrepentir de todo lo que le dije a Justin hoy, no; ya es tarde y vivir arrepintiéndose de las cosas sencillamente no es vida. No quiero que eso pase otra vez de alguna manera u otra, pero no pude evitar sonreír por la manera en la que me sentía recordando momentos tan hermosos, aunque sabía que tarde o temprano vendrían los peores recuerdos, aquellos que en este momento no existían en mi mente, como si yo hubiera tenido una pérdida de memoria repentinamente.
—¿Si lo quería? —estaba mirando al vacío, para luego mirarla.
—Sí.
—Sí… —hice una pequeña pausa—, sí lo quería demasiado… y aún lo sigo haciendo, solamente que las cosas se están dando de otra manera.
No sé porque dudé tanto en contestarlo… digo, sí lo quería, y eso me constaba y demasiado, pero la manera en la que había pensando me decía algo distinto… no estaba siendo egoísta, pues eso era lo último que quería; estaba pensando en los dos, aunque sea difícil de creerlo, era así. Él de la palabra “los dos” era quién se llevaba la mayor parte… tal vez un 90%, y ese 10% restante, era yo. Christian no es pendejo, no es mujeriego, no juega con las chicas, siempre me ha sido fiel, pero hay chicas que le decían muchas cosas y le coqueteaban… él puede tener a muchas chicas, y que le podrían llegar a dar más amor y darle todo lo que necesita. Darle mejores cosas, ser mejor para él, y que no todo se convierta en una rutina, que no todo termine siendo tan enfermizo.
Nos trajeron la comida después de un rato, y estuve pensando en lo último que había dicho. Sencillamente, no lo podía sacar de mi cabeza, y no sé por qué, pero llegaba al punto de atormentarme y sacarme de quicio, yo sabía que era así, pero nuevamente tenía sentimientos encontrados, un corazón confundido. Yo bien sabía lo que quería, solamente que muchas cosas pasaban por mi cabeza. No sé si era un sentimiento de culpa, pero algo parecido, algo que no me dejaba tranquila.
Mi mamá no lo notó al parecer, pues no comenzó a hostigarme con sus preguntas de “¿qué pasa?”, o algo parecido… tal vez se dio cuenta, solamente que no quiso hacer comentario alguno.
Conversamos de temas diversos, hasta que llegó el tema de mi cumpleaños.
—Bueno, ¿cómo es mañana? —pregunté, aunque sí sabía como iba a hacer, solamente que me gustaba preguntar para perder el tiempo, o tenerlo más en claro.
—Sales a eso de las 2 de la mañana al aeropuerto, porque tu vuelo va a salir a las 5, y tienes que estar con horas de anticipación —contestó.
—Ya, y de ahí…
—Llegas a ________(tu país).
E,
Cuando escuché eso último me emocioné tanto, pues lo extrañaba y demasiado. Te qu
—De ahí te recogen ________(el nombre de tus abuelos) —me dijo—, y de ahí no sé qué harás en ______(tu país), supongo que ver a tus amigos. De ahí, te quedas un par de semanas, y tomas un vuelo a Londres, te quedaras algo de 3 semanas, y de ahí regresas.
Me dijo los planes, pues no recordaba algunos. Tal vez no las fechas exactas, pero al menos un tiempo aproximado. Solamente quería pasarla bien… y así sería en _____(tu país), mientras festejaba mi cumpleaños. Con mis amigas de siempre, de toda la vida a quiénes quería y extrañaba, yo hacía Skype con ellas, y bueno lo sigo haciendo, pero aun así no es lo mismo. No es lo mismo estar hablando por Skype, que cara a cara, las extrañaba, extrañaba las tonterías que hacíamos juntas… claro, también me estaba empezando a agradar un poco —o bueno, ya no me estaba quejando tanto— vivir acá, en Atlanta, no era que me encantara, solamente me estaba acostumbrando y tenía que ir agradándome un poco, pues viviría aquí por lo menos hasta que termine el colegio.
—Gracias —le agradecía por mandarme a _______(tu país), pues el viaje a Londres era un regalo de mis abuelos. Me hubiera gustado estar con mi papá en esta fecha, me pregunto que me habría regalado—, de verdad mamá. Muchas gracias.
—No tienes que agradecerme —me dijo ella con una sonrisa.
—Te quiero mucho —le devolví la sonrisa.
—Yo también, _______(tu nombre) —sonrió ella.
Mientras terminábamos de comer los temas surgían de la nada, y llegábamos a conversar como lo hacíamos antes. Me sentí “literalmente” bien, pues extraña hacer esas cosas con mi mamá, era raro… como hace menos de 24 horas lo único que quería hacer era irme lejos a ________(tu país). Pero ojalá que mi mamá haya entendido que al perdonarla a ella no me refiero a que vaya a aceptar toda esta vida… es solamente querer recuperar esa relación de madre e hija, nada más. Sí sé que habían algunas cosas que debía de entender, tratar de comprender, y que por más que quisiera, no podía hacer nada al respecto. Pero habían otras cosas que debía de aceptar que eran realidad, y que tal vez tendría que aprender a vivir con ellas de ahora en adelante, pero eso no significaría aceptarlas.
Llegó el momento en el que ya habíamos terminado de comer… me había sumergido de tal manera en la conversación que me había olvidado de la presencia de Christian en aquel lugar, como si él hubiera pasado desapercibido todo el rato, después de que el “tema” sobre él, haya pasado. Mi mamá había pagado la cuenta, ya para ese entonces, dirigí la mirada hacia la mesa donde Christian y su familia estaban…, seguía ahí, hablando, mientras cada uno comía un postre. Yo solamente decidí no mirarlo más para no pasar de maleducada.
—¿Vamos? —me dijo mi mamá, mientras se paraba del asiento.
—Sí, vamos —sonreí, para ese entonces ya estaba parada.
Las dos caminamos, a un paso normal, ni lento, ni despacio; yo no lo miraba, miraba a cualquier otra parte menos a él y a su familia, sé que eso me haría un poco “obvia”, pero es mejor así; si me tiene que reclamar algo, mañana ya habrá tiempo de sobra.
Salimos, llegamos al carro nuevamente, y se puso a manejar hacia la casa.
—¿Qué tal estuvieron tus fajitas? —me preguntó mi mamá haciendo referencia a lo que había comido.
—Buenazas —respondí—, ¿lo tuyo?
—Sí, también estaba rico.
—¡Qué bien? —exclamé.
Hubo espacio de tiempo en el cual ninguna de las dos hablaba, y la música era la única que sonaba. Hasta que decidí romper le silencio para pedir permiso para mañana.
—Mamá, una cosa —hice una pausa, esperando a que ella me dejara seguir hablando.
—Dime, ¿qué pasa?
—Mañana puede ir a la casa temprano Christian, ¿no? —en sí, no le estaba pidiendo permiso—, por favor, es que de verdad necesito hablar con él urgente.
—En la mañana, ¿cierto? —me dijo ella.
—Sí, en la mañana. ¿Puede? —volví a preguntar.
—Ya, está bien —aceptó.
—¿Y después puedo salir con Justin en la tarde? —sí, un permiso extra.
—Si quieres —creo que aceptó solamente porque le había contado lo que pasó—, pero primero tienes que tener todas tus maletas listas.
—Sí, de eso no te preocupes.
Bueno si soy sincera, tenía mis maletas ya hechas con una semana de anticipación, pues en ese momento la única idea que tenía en mi cabeza era irme apenas pueda y disfrutar cada segundo lejos. Ahora también es así, solamente que con una idea menos fuerte.
—¿O ya las tienes hechas? —preguntó.
—Más o menos —respondí, pues no quería decir “sí”, pensaría que me quería ir de una buena vez… aunque tal vez lo pensaba de cierta manera así.
—¿Cómo que más o menos?
—O sea sí, pero me faltan algunas cosas —sonreí.
—Ah ya, bueno.
Llegamos a la casa, y estaba exhausta… mañana tenía un día cansado y lo mejor era dormir ahora; aparte que las 12 de la noche ya se acercaba. Apenas llegamos, me metí a la cama, alguien entró a mi habitación.
—¿Qué pasa? —pregunté yo sin si quiera levantar la cabeza de la almohada y sin abrir los ojos.
—Nada, solamente quería saber como te fue —me respondió la voz de Ryan.
—Bien, todo bien —repliqué—, las cosas están muchísimo mejor entre las dos.
—¡Qué bueno! —exclamó—, eso espero.
—Así es.
—¿Y con Justin? —cuestionó.
—¡Cállate, mierda! —exclamé exaltada.
—¿Qué te pasa? —él estaba sorprendido de cierta manera por la reacción que tuve durante un momento.
—Nada —respondí tranquilizándome un poco—, solamente que no quiero que digas eso, porque luego Paz escucha todo esto y comienza a hablar porquería y media.
—Ya, no te preocupes, ¿me perdonas? —se disculpó.
—Ya, está bien —le dije—, pero ahora déjame dormir que me muero de sueño.
—Ok, hasta mañana —se despidió.
—Hasta mañana.
Y ahí acabó la conversación.
*A la mañana siguiente*
Me levanté a eso de las 9:30 de la mañana. Quería llamar a Christian para que me confirmara la hora, pues no me acordaba.
—¿________(tu nombre)? —escuché preguntando su dulce voz.
—Siempre vienes, ¿no? —me quise asegurar.
—Claro que sí —respondió él— en una hora me tienes en tu casa.
—Ya, está bien. Bueno te dejo, me voy a alistar —me despedí.
—Ok, chau, cuídate —lo sentí tan feliz al momento de despedirse.
Bajé a la cocina y tomé desayuno. Ya estaba servido, me sorprendió la idea de no ver a Elizabeth. Desayuné rápidamente, pues yo era del tipo de personas que tomaban su tiempo para cambiarse. Me demoraba como más de una hora para cambiarme, mientras me cambiaba 20 mil veces de ropa.
Subí a mi habitación. Y me metí a la ducha.
(En el baño)
No tenía mucho tiempo para demorarme, pero en si sabía que Christian me esperaría. Estaba demasiado nerviosa, por lo que podría pasar ahora. Tenía miedo de cualquier cosa en este momento que venía. No sé que podría pasar, las ideas que vendría a mi cabeza y a la suya. Habían demasiadas cosas que me atormentaban y a las cuáles le temía demasiado.
Terminé de bañarme y me fui hacia mi habitación. Me cambié, realmente me puse cualquier cosa, nada importante. No tenía ganas de arreglarme demasiado en ese momento. Un jean y una sudadera bastaría en aquel momento, estaba demasiado nerviosa como para preocuparme en como me veía.
Mientras me cambiaba, escuchaba como sonaba mi celular por una llamada entrante de Christian. Decidí no contestar, pues me diría “ya estoy llegando”, como solía decirlo siempre. Aparte, ya estaba terminando de cambiarme. Solamente me faltaba buscar una sudadera y ya estaba lista, pero Christian me llamó demasiadas veces. Me mandó un mensaje hasta que lo leí.
“________(tu nombre), ya llegué a tu casa. Paz me acaba de abrir la puerta, estoy en la sala, te espero, ¿sí? Apúrate mi amor”.
Eso decía el mensaje. Yo solamente traté de ignorarlo y terminar de cambiarme.
Fin de la narración.
*En la sala*
Narra Christian:
Apenas llegué, toqué el timbre y terminé mi vieja costumbre de llamar o timbrar a _________(tu nombre) antes de llegar. Paz me abrió la puerta.
—¿Y bueno cómo estás? —le pregunté a ella, después de saludarla con un beso en la mejilla.
—Bien, por suerte. Estoy bien —respondió Paz, mientras se sentaba a mi lado—, ¿tú?
—Bien, también.
—¿Y qué tal con _______(tu nombre)? —cuestionó con interés.
—Ahí… más o menos —contesté.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? —noté un poco interés en el tema de su parte—, ¿van a terminar ahora que no se van a ver durante tanto tiempo?
—…
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A tiempo, ¿sí? No me peguen. ):
Hola chicas, ¿cómo están? Espero que bien :) Antes de entrar a clases, prometo leer todos los comentarios, lo juro. Y responder cada uno, y dedicar una entrada completa a puros comentarios que tengo acumulados chicas. :) Un besito, cuídense, ojalá les guste. Las quiero mucho :)
Blog donde se encuentran los primeros capítulos de “Un giro de 360° desde que te conocí”: http://ungirode360desdequeteconoci-novela.blogspot.com
♥ Vale ♥