lunes, 23 de abril de 2012

Cap 90°: "Te quiero mucho"

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—Porque es verdad, sé que “nunca” es una palabra muy fuerte —le dije—, pero sé que lo podré cumplir.
—Por favor no me prometas cosas que sabes que no vas a cumplir.
—¿Cómo estás tan segura que no lo voy a cumplir? —preguntó.
—Porque yo conozco a las personas y sus promesas.
—¿Por qué estás tan segura de conocerme?

Cualquiera que escuchara nuestra conversación pensaría que estamos discutiendo solamente para ver quién llega sacar de quicio al otro.

—No digo que te conozco —respondió ________(tu nombre) —, de hecho hay muchas cosas que no sé sobre ti. Pero sí sé que ese tipo de “promesas” —utilizó una entonación especial cuando dijo “promesas” —, son falsas, por más que quieras cumplirlas jamás lo lograrás.
—¿Jamás?
—Es verdad, dame la razón por esta vez. ¿Quieres?
—Todo es posible cuando te lo propones —le dije.
—Nadie dijo que no.

Fin de su narración.

Narras tú:

Sé que tal vez estaba siendo un poco espesa y molestosa con él en mi manera de responderle, pues no era la correcta. O tal vez mi forma de responder no era la correcta.

—¡Tú lo dijiste! —exclamó Justin.
—Simplemente dije que esa promesa era prácticamente imposible de cumplir —recalqué.
—Está bien.

Los dos estuvimos hablando un rato más de distintos temas, solamente que ahora sin pelear. Conversábamos y me hacía reír, me sentía bien, me hacía sonreír. Él hacía que me quisiera quedar más tiempo acá en Atlanta antes de irme, pero por momentos recapacitaba que lo que quería hacer, venía desde hace tiempo esa necesidad de convertirlo en realidad.

Terminamos de comer y salimos a caminar por ahí.

—¿Adónde quieres ir? —me preguntó él, mientras caminábamos por un hermoso parque que había cerca de mi casa.
—No lo sé, tú dime —respondí—, ¿a dónde quieres ir?
—No me importa el lugar —me dijo—, solamente me importa estar contigo. Eso ya es suficiente para mí.
—¡Oww! ¡qué lindo! —exclamé totalmente enternecida por su forma de decirme las cosas.

Él era un chico muy lindo conmigo, detallista, especial, guapo, era perfecto. Era el chico perfecto para enamorarse. El chico que muchas chicas desearían tener, y me pregunto: “¿qué hago con él ahorita mismo acá?”.

Hace unos meses esa hubiera sido una idea casi imposible, y sencillamente no figuraba en mi cabeza. Me refiero a, ¿qué diablos hago acá con un famoso? Es estúpido, es irónico. Supuestamente lo “odiaba” y ahora estaba enamorándome de él lentamente aunque no quería admitirlo, aunque internamente y tal vez también profundamente sabía que él me gustaba demasiado, solamente que no quería admitirlo porque mi manera de ser no era así. Quería seguir engañándome bajo la idea que a mí él no me importaba para nada. Que su vida me daba igual, que yo no quería nada con él. Pero realmente, ¿por qué lo decía? Antes solamente lo decía porque estaba con Christian y no quería que las demás personas estén diciendo que soy una pendeja. Pero ahora ya no estamos, ¿verdad? ¿Entonces que me podía impedir todo esto? Nada, solamente el miedo a fallar una vez más.

—Linda eres tú, preciosa —me dijo él, pero sin sonrisa alguna, pues tampoco era apropiada una.
—Sonso —sonreí.

No había cosa más feliz que este tipo de cosas. Me daba cuenta que Christian era pequeño e inmaduro comparado a Justin quién ya tiene casi 18 años. Tal vez sea algo grande para mí, pero ¿importa demasiado? Lo que importa es lo que siento. NO importa tanto la edad, son números y también madurez. Sí, yo no soy la persona más madura del planeta, pero tampoco soy una inmadura como Paz ni por el estilo. Pero al menos sirve de algo.

Él me hacía feliz, me hacía sonreír. Era completamente perfecto cada segundo el cual pasaba con él.

—Pero bueno, ¿qué hacemos? —pregunté nuevamente.
—No sé, ¿quieres ir a almorzar?
—Ya, está bien.

Los dos volvimos a mi casa para ir en su carro a almorzar. No sé a qué lugar iríamos. Supongo que él  me sorprendería sea el lugar que sea.

Nos subimos en su carro a escuchar música. Escuchaba música genial a comparación de lo que a mí me parecía su estilo musical o bueno, lo que pensaba que era. No era como la música que él cantaba, era algo parecido, solamente que tenía algo especial que me encantaba. Música como de “The Script”, “The Fray”, ese tipo de música que me gustaba y correspondía totalmente a mis gustos.

Él cantaba en voz baja, mientras yo tarareaba las canciones, me encantaban. Eran perfectas para mí.

—¿Te puedo ir a ver? —me preguntó él.
—¿Adónde? —cuestioné.
—A Londres, ¿puedo?
—Jaaaaaa —dije sarcásticamente—, ¿vas a ir?
—Sí, quiero “relajarme” un poco.
—¿Relajarte? —reí con sarcasmo—, ¿más?
—¡Mi vida no es relajada para nada! —exclamó él.
—Claro que lo es. No vas al colegio.
—¿Y? —supuestamente el próximo año es mi último año, así que no le tomo tanta importancia. Aunque igual tengo una profesora particular que va de vez en cuando.
—¡Perdón, ah! —dije—, yo tengo que ir al colegio, porque todavía me faltan unos años.
—¡Aw! —rió—, es que tú eres una bebé.
—Sí, tengo 14, ¿qué esperabas?
—Nada, no espero nada más que tú, bebé.
—Cuando dices “bebé” siento que eres un pedófilo.
—¿Ah? —Justin comenzó a reírse.
—Lo siento, es que así pienso. Y no es nada contra tuyo, pienso lo mismo de todo el mundo.
—No te preocupes —sonrió dando las últimas carcajadas—, pero eres una bebé.
—Sí, lo sé. Todavía soy un feto, ni si quiera un bebé.
—Pero aun así eres linda.
—Soy preciosa, perfecta.
—Y muy vanidosa también.
—Así dicen… —lo miré—, así me aman.
—¿A quién mato? —me miró como esperando una respuesta diciendo el nombre de alguien.
—A ti —respondí—, suicídate.
—¡Qué cagona! —se reía, mientras me miraba.
—Y también a todo el mundo, para que solamente vivan las mujeres heterosexuales, por si las lesbianas también se mueren por mí.
—¡Estás quemada! —siguió riendo.
—Se podría decir que algo así.
—Sí —rio.

Me encantaba pasar el tiempo así, con alguien con quien realmente podía pasar el tiempo conversando sin importarme las horas, los minutos, los segundos, todo estaba bien con él. Me sentía segura, feliz, como si este momento estuviera destinado para durar para siempre. Y ojalá que todo esto fuera así.

—Te quiero mucho —dije.
—…

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Chicas, ayer estaba escribiendo el capítulo y lo pensaba subir, pero me quedé sin red y mi mamá me estaba obligando a acostarme y bueno hoy tuve una tarea gigante y por eso recién la subo. 

¿Cómo están? Esperoo que súper, y que les guste este capítulo. :) Las quiero mucho y gracias a todas por sus saludos por mi cumpleaños, gracias chicas :) 

PD: (Cuando en el capítulo hice referencia a las lesbianas, no me refería a una discriminación hacia los homosexuales, solamente eran el sentido de humor que ella tenía sobre que todos "la amaban".) 

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Vale

sábado, 14 de abril de 2012

Cap 89°: "Te voy a prometer algo, ¿sí?

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"Las promesas significan todo, pero después de están rotas, el "perdón" significa nada" (Antónimo) 

Estuvimos hablando un momento del tema, hasta que llegamos. Cada uno eligió el sabor de su helado y sus toppings, y luego de eso, nos sentamos a conversar mientras lo comíamos.

—¿Me vas a extrañar? —preguntó Justin.
—¿Por qué preguntas? —antes de eso me había reído un poco.
—Porque quiero saber —hizo una pausa—, ¿de qué te ríes?
—Por nada —contesté—, solamente me reía. ¿Está mal?
—No.

Me miró raro por mi forma de contestar, pero no lo decía en un tono de voz como quién dice “¿qué te importa?”, lo dije por decir, nada más.

Fin de tu narración.

Narra Justin:

Su forma de contestar y de hablarme me daban a entender otra cosa… tal vez para ella solamente significaba un chico más que le decía palabras bonitas y cosas así, pero ¿realmente le importaba? ¿O solamente quería a alguien que la tratara bien y estuviera ahí todo el tiempo? Eran cosas que en mi cabeza estaban presentes cada segundo que pasaba con ella. Pero si de algo estoy seguro, es que realmente me gusta y creo que estoy enamorado de verdad. Solamente que me confunde esta situación y probablemente las personas empiecen a hablar, pero si ella es feliz conmigo… es lo único que me tendría que importar.

Comimos los helados, ninguno de los dos emitió sonido alguno. Fui un poco frío al momento de contestar… seguramente le molestó. No quería decir nada, pues tal vez sería inapropiado y ella lo tomaría mal y este vendría a ser el último día que la voy a ver dentro de 5 semanas (o eso creo) y no quería arruinarlo de esta manera.  Quería que pasara un día que no pudiera olvidar y que lo tuviera presente siempre que se acordara de mí, quería que este momento durara para siempre… pero siendo realistas, jamás podría llegar a ese objetivo, aunque sí podría hacer que durara para siempre el recuerdo que le dejaría.

—¿Estás molesto? —me preguntó ella con su dulce, tierna e inocente voz.
—No —sonreí—, no lo estoy.
—¿Entonces por qué me respondiste así? —preguntó sin dejar de mirarme a los ojos.
—Estaba un poco molesto —le respondí—, solamente por eso, pero ya no importa.
—Sí importa.
—¿Por qué? —estaba un poco desconcertado.
—Porque tú me importas.

En ese momento, sentí como que el corazón se me paraba por un momento y tenía que detenerme un segundo para pensar lo que tenía que hacer sin estropearlo. Pero la emoción que abarcaba todo mi corazón en ese momento era demasiado como para poder hacer algo sin tener que arruinarlo. Decidí quedarme callado a que esta emoción se volviera más pequeña con el pasar de los minutos.

—¿Te importo? —pregunté como para que ella pudiera afirmarlo.
—Sí —murmuró.
—¿Por qué no lo dices en voz alta?

Hubo una pequeña pausa, tal vez le incomodó mi pregunta y no me quiso contestar. Tal vez había algo que ella no quisiera responder por motivos “x” que yo desconozco.

—________(tu nombre)… —le dije esperando a que ella me contestara.
—¿Qué pasa?
—¿Por qué no lo dices en voz alta? —le repetí.
—Porque no quiero.
—¿Por qué razón?
—¡Porque no me quiero aferrar a ti! —alzó un poco la voz—, no quiero que me gustes, que me ilusiones, que luego me dejes como si fuera una triste estúpida. ¡Tengo miedo!
—Perdón —sentencié.

Ya no quería hablar más, realmente fue un poco doloroso tener que escuchar esas palabras salir de su boca. Preferí tratarla como lo había hecho antes de que ella me dijera lo que sentía realmente. Prefería quedarme callado.

Un rato después…

Los dos ya estábamos por terminar nuestros helados, ya no había mucho que decir, no sé si ella quería seguir conmigo el resto del día. Y ahora me doy cuenta que mientras más hablara ella, mientras más sincera sea y expresara lo que siente por mí; yo, malograba cada vez más el momento. Entonces, tal vez era mejor que ella hablara y yo me quedara callado, o que ella se quedara callada y yo hablara.

Pero poniéndome a pensar, nada de esto era mi culpa, no era mi culpa que ella pensara así, era su problema. No era mi problema que ella tuviera ideas tan diferentes a la realidad (o eso supongo) y que la hayan lastimado de esta manera. Pero pensando de la misma manera que estoy haciéndolo ahorita, fácil y me mandaba a la mierda hace rato. Yo no sé su historia, ella tampoco la mía, por lo tanto no puedo opinar sobre su vida.

—Perdóname tú a mí —musitó ella—, no tienes la culpa de nada. No debí de hablarte así.
—No te preocupes —sonreí un poco.
—Es que no quiero aferrarme a nadie, porque la mayoría de veces que lo he hecho me he quedado sola, lejos de ellos y no quisiera que tú fueras igual —comentó ella en un tono de voz serio, triste, inseguro, con miedo.
—Te voy a prometer algo, ¿sí? —la miré directamente a los ojos para que pudiera creer plenamente en mí.
—No me prometas nada que no puedas cumplir —dijo ella mirándome seriamente.
—NUNCA me voy a separar de ti —se lo prometí—, aunque estemos un poco lejos, va ser cerca si lo deseas. Pero jamás te voy a dejar, te lo prometo.

Sé que era una promesa fuerte, pero no quería separarme jamás de una chica como ella. Sé que a las justas somos amigos (por mi insistencia), pero eso no me interesa para nada. Yo sé que esto puede llegar a más, pero tampoco no me voy a interponer ante ella. No voy a hacer que me quiera si es que ella no está dispuesta a hacerlo. No quiero interponerme, quiero que todo fluya a su propio ritmo, sin que yo tenga que hacer algo para que sea de esa manera.

Solamente quería que todo esté bien entre ambos, quería lo mejor para los dos. Aunque los “dos” sean separados, no juntos. Dudo mucho que eso sea una realidad en un tiempo cercano.

—¿Por qué tienes que hacer lo primero que te pido que no hagas? —preguntó ella desentendida y un poco angustiada.
—Porque es verdad, sé que “nunca” es una palabra muy fuerte —le dije—, pero sé que lo podré cumplir.
—Por favor no me prometas cosas que sabes que no vas a cumplir.
—¿Cómo estás tan segura que no lo voy a cumplir? —preguntó.
—Porque yo conozco a las personas y sus promesas.
—¿Por qué estás tan segura de conocerme?

Cualquiera que escuchara nuestra conversación pensaría que estamos discutiendo solamente para ver quién llega sacar de quicio al otro.

—No digo que te conozco —respondió ________(tu nombre) —, de hecho hay muchas cosas que no sé sobre ti. Pero sí sé que ese tipo de “promesas” —utilizó una entonación especial cuando dijo “promesas” —, son falsas, por más que quieras cumplirlas jamás lo lograrás.

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Este capítulo va dedicado a cada una de ustedes. No voy a poner nombre por nombre, porque son demasiadas, pero quiero que cada una de ustedes, sepa que este capítulo está dedicado especialmente para cada una (: 

¿Cómo están chicas? Espero que bien, seguramente me odian porque me demoro demasiado en subir capítulos, pero ahora me dejan trabajos y tuve exámenes esta semana, y bueno hoy día voy a viajar nuevamente por eso quise subir este capítulo antes de viajar, porque sino terminaría subiéndolo el Lunes (aunque está un poco corto), pero bueno el Lunes trataré de subirles otro capítulo, voy a hacer mi mayor esfuerzo, ¿sí? Lo prometo. (Aunque muchas de ustedes no crean mis promesas... yo tampoco lo haría, pero bueno), espero que la estén pasando bien, las quiero mucho. El Martes no podré subir un capítulo porque va a ser mi cumpleaños, pero el Miércoles o Jueves subiré uno (ya les estoy prometiendo 2 capítulos la semana que viene), y ojalá sean 3 capítulos :) trataré de hacerlos un poco más largos. 

Las quiero un montón chicas <3(: 
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Vale

domingo, 8 de abril de 2012

¡Felices Pascuas!

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¡Chicas! No crean que me he olvidado de ustedes. Para nada :) solamente que en Semana Santa viajé y no tenía como conectarme de cierta manera. Tuve algunos problemas y estuve un poco ocupada con mi papá y mi hermana. En fin, fue un fin de semana... ¡largoooo!

Espero que la hayan pasado bonito con sus seres queridos & familia, y que Dios las bendiga, chicas :) y que no todo se trata de huevos de chocolate ni nada, sino también sobre Jesús (iba a poner una foto sobre eso, pero era muy fuerte así que decidí reservarla) ojalá la hayan pasado bonito, aunque a mí se me fueron volando estos 4 días! 

Las quiero mucho chicas ♥ 



Vale

martes, 3 de abril de 2012

Cap. 88°: "¿Me vas a extrañar?"

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"Solamente quiero estar contigo, eso es todo."

—Te quiero, ¿sí? —me dijo—, no me gusta verte así, sonsita.
—Gracias —me hizo sonreír—, de verdad gracias. Yo también.

Solamente lo observé con una sonrisa en el rostro, me hacía sentir bien el simple hecho de sentir su cálida mirada encima de mí.

Salimos de mi casa, pero antes le mandé un SMS a mi mamá avisándole que iba a salir, para que luego no me esté diciendo nada.

—¿A qué hora sale tu vuelo? —me preguntó Justin.
—En la madrugada, a eso de las 3 creo o 5.
—De ahí… ¿5 semanas?

Cuando lo escuché decir eso noté angustia en su tono de voz, o preocupación, algo así. No sé.

—Exacto.
—Te voy a esperar —me lo prometió.

Yo en ese momento no quería que nadie me esperara, porque este viaje aparte de diversión lo tomaría como de reflexión. De pensar las cosas. De pensar en todo lo que había pasado. Y también, tratar de pensar porque tenía que reflexionar tanto sobre tonterías, pues no era lo mejor, era mejor solamente actuar, luego arrepentirse, por más estúpido que suene. Las cosas se estaban volviendo aburridas, más tontas, como no quería que fueran. Quería un poco más de diversión.

—Ok.

Fui fría, tampoco quería “cagarlo” de una manera disimulada, solamente quería que estemos bien. Quería que fuéramos amigos, después de esto. Antes no pensaba así.

Estuvimos caminando un rato más, y llegamos a Pinkberry. Entramos.

—¿No te da cosa salir conmigo? —le pregunté.
—¿Salir acompañado de una chica tan bella como tú? —me miró con una sonrisa—, no. No lo creo.
—Ah —le sonreí mientras me reía—, ¡qué lindo!... pero no me refería a eso.
—¿Entonces a qué?
—De que los paparazzis siempre te siguen y de hecho que toman una foto y la suben o publican en cualquier lugar —le dije—, ¿no te jodería?


Me di cuenta que estaba cambiando un poco. Sí. De la chica rebelde y grosera, que le llegaba a lo más alto de su ser las demás personas, a una chica la cuál estaba comenzando a ser más sensible, más cursi, más torpe, más fácil de lastimar, más abierta en algunos aspectos. Eso no me gustaba mucho, pues las cosas no eran como antes, las cosas no eran como las había planeado, como quería que fueran. Pensaba más las cosas, y mis pensamientos ocupaban más espacio que las palabras que podía decir con otras personas. Ya no era lo mismo que en un principio, y todo resultaba confuso. Ahora todo lo pensaba más antes de actuar, y realmente no era como yo quería.

Pero ahora me había dado cuenta que sentirse querido por otra persona era duna de las mejores sensaciones que podían existir en el planeta… era algo único, algo que te hacía sentir diferente, algo que te hacía sentir demasiado bien, te hacía sentir importante, pero al primer error te hacía sentir como mierda, aunque dudo demasiado que todo ese amor y esa felicidad haya valido tan poco como para hacerla perder por una cosa mala. Mayormente, las personas nos fijamos en las cosas malas, por más pequeñas que sean, para sacarlas en cara y obviamente yo no iba a hacer la excepción… y sin darme cuenta, lo estaba haciendo otra vez. “Pensar demasiado, decir poco”.

—No, no me molestaría —respondió él con un término más adecuado— que subieran una foto mía con la chica que quiero y me fascina.
—¿En serio? —me sorprendió escuchar eso de su parte… no lo sé, sonaba raro.
—Claro.
—¡Aww! —exclamé enternecida antes sus palabras, y otra vez “sin darme cuenta”, él lo estaba haciendo… que me gustara cada vez más y más, eso estaba mal.

Fuimos a pedir los helados. La fila no era tan extensa, así que mientras esperábamos a que llegara nuestro turno, comenzamos a hablar.

—¿Estás emocionada? —me preguntó.
—¿Por? —cuestioné—, ¿por mi viaje?
—Claro —respondió—, y también por regresar a ________(tu país) después de tanto tiempo.
—Obviamente —le dije—, sin pensarlo dos veces.
—Verás a tus amigas después de tanto tiempo…
—Sí.
—¡Qué bien por ti! —sonrió—, me alegra demasiado que estés feliz.
—Sí —le dije—¸y también voy a ir a Londres… siempre he querido ir ahí. Aunque creo que también voy a ir a París.
—¿Has ido antes a París?
—Sí —contesté—, cuando era pequeña, pero no me acuerdo mucho… sólo tengo unos momentos grabados en mi mente, nada más. Es diferente cuando viajas de pequeña, que cuando viajas un poco más grande cuando ya tienes noción de las cosas.
—Te entiendo perfectamente —dijo él.
—¿Y tú has ido?
—Sí, hace unos años, para una presentación —comentó él—, fui a varios países de Europa.
—¡Qué bien! —exclamé—, ¿y qué tal te fue?
—Fue una experiencia increíble.
—¿Inolvidable? —cuestioné.
—Probablemente.
—¿Y qué tal Londres?
—Fue muy bonito ir. Es algo único…
—¿Y París? ¿Qué te pareció? —quería su opinión.
—París… —hizo una pausa, y luego contestó entusiasmado—, definitivamente la ciudad del amor. Cualquiera se puede enamorar ahí y definitivamente de esa ciudad.
—Fui hace tiempo, pero no recuerdo mucho.
—¿Y vas a ir sola? —me preguntó.
—No, voy a ir con una de mis mejores amigas de ahí.
—¿Por qué no con Verónica? —seguramente le causaba curiosidad que no vaya con quién supuestamente era mi “mejor amiga”.
—Porque ella no estaba en la situación económica adecuada para acompañarme hasta allá.
—¿Por qué?  —preguntó.
—Porque con lo que su papá gana, no le alcanza mucho como para acompañarme hasta allá.
—¿Su papá qué es?
—Es profesor. Y su mamá no trabaja.
—Ah Ok —dijo él—, entonces irás con una de tus mejores amigas de allá.
—Sí —le respondí—, con ella.
—¿Quién es?
—Se llama Ximena, a ella le contaba más cosas, era una de mis mejores amigas aparte de Verónica.
—¿Ximena?
—Sí. Ella es definitivamente mi mejor amiga.
—¿Vive ahí?
—Sí, pero creo que se va a mudar.
—¿Adónde?
—No sé, todavía no me ha dicho, pero espero que sea más cerca de mí —hice una pausa—, la extraño mucho.

Ella y yo éramos mejores amigas, la extrañaba. Me había distanciado de Verónica desde que vivía ahí. En ella había encontrado a una buena amiga que sabía que estaba conmigo para cuando quisiera, por esa misma razón me hacía falta. A veces solamente necesitaba sus consejos maduros y que me escuchara siempre que podía, pero eran cosas que no podía hacer ahora.

—¿Ella es tu mejor amiga?
—Más que Verónica.
—¿Por qué?
—A Verónica la dejé de ver hace mucho tiempo, ya la comunicación no era la misma, pero ahora había algo aún. Tal vez su enojo era más continúo que antes. Pero seguía siendo mi mejor amiga sobre todo

Estuvimos hablando un momento del tema, hasta que llegamos. Cada uno eligió el sabor de su helado y sus toppings, y luego de eso, nos sentamos a conversar mientras lo comíamos.

—¿Me vas a extrañar? —preguntó Justin.