jueves, 23 de febrero de 2012

Cap. 84°: "Sentimientos encontrados, un corazón confundido"

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"Querido corazón, ¿por qué él?"

 En ese momento, me puse a pensar en todas las cosas vividas con él… desde el primer momento en que lo vi, hasta ayer donde tuvimos una pelea. Cada cosa con él era única, me hacía sentir tan bien cuando estaba junto a él que nada se comparaba… las peleas me llegaban  por un segundo, y me puse a sonreír. Solamente quería levantarme e ir a abrazarlo desde la mesa en la que estaba y sentirlo… estaba pasando exactamente lo que no quería que sucediera… lo mismo y todo esto por una sencilla pregunta. No me iba a arrepentir de todo lo que le dije a Justin hoy, no; ya es tarde y vivir arrepintiéndose de las cosas sencillamente no es vida. No quiero que eso pase otra vez de alguna manera u otra, pero no pude evitar sonreír por la manera en la que me sentía recordando momentos tan hermosos, aunque sabía que tarde o temprano vendrían los peores recuerdos, aquellos que en este momento no existían en mi mente, como si yo hubiera tenido una pérdida de memoria repentinamente.

—¿Si lo quería? —estaba mirando al vacío, para luego mirarla.
—Sí.
—Sí… —hice una pequeña pausa—, sí lo quería demasiado… y aún lo sigo haciendo, solamente que las cosas se están dando de otra manera.

No sé porque dudé tanto en contestarlo… digo, sí lo quería, y eso me constaba y demasiado, pero la manera en la que había pensando me decía algo distinto… no estaba siendo egoísta, pues eso era lo último que quería; estaba pensando en los dos, aunque sea difícil de creerlo, era así. Él de la palabra “los dos” era quién se llevaba la mayor parte… tal vez un 90%, y ese 10% restante, era yo. Christian no es pendejo, no es mujeriego, no juega con las chicas, siempre me ha sido fiel, pero hay chicas que le decían muchas cosas y le coqueteaban… él puede tener a muchas chicas, y que le podrían llegar a dar más amor y darle todo lo que necesita. Darle mejores cosas, ser mejor para él, y que no todo se convierta en una rutina, que no todo termine siendo tan enfermizo.

Nos trajeron la comida después de un rato, y estuve pensando en lo último que había dicho.  Sencillamente, no lo podía sacar de mi cabeza, y no sé por qué, pero llegaba al punto de atormentarme y sacarme de quicio, yo sabía que era así, pero nuevamente tenía sentimientos encontrados, un corazón confundido. Yo bien sabía lo que quería, solamente que muchas cosas pasaban por mi cabeza. No sé si era un sentimiento de culpa, pero algo parecido, algo que no me dejaba tranquila.

Mi mamá no lo notó al parecer, pues no comenzó a hostigarme con sus preguntas de “¿qué pasa?”, o algo parecido… tal vez se dio cuenta, solamente que no quiso hacer comentario alguno.

Conversamos de temas diversos, hasta que llegó el tema de mi cumpleaños.

—Bueno, ¿cómo es mañana? —pregunté, aunque sí sabía como iba a hacer, solamente que me gustaba preguntar para perder el tiempo, o tenerlo más en claro.
—Sales a eso de las 2 de la mañana al aeropuerto, porque tu vuelo va a salir a las 5, y tienes que estar con horas de anticipación —contestó.
—Ya, y de ahí…
—Llegas a ________(tu país).
E,
Cuando escuché eso último me emocioné tanto, pues lo extrañaba y demasiado. Te qu

—De ahí te recogen ________(el nombre de tus abuelos) —me dijo—, y de ahí no sé qué harás en ______(tu país), supongo que ver a tus amigos. De ahí, te quedas un par de semanas, y tomas un vuelo a Londres, te quedaras algo de 3 semanas, y de ahí regresas.

Me dijo los planes, pues no recordaba algunos. Tal vez no las fechas exactas, pero al menos un tiempo aproximado. Solamente quería pasarla bien… y así sería en _____(tu país), mientras festejaba mi cumpleaños. Con mis amigas de siempre, de toda la vida a quiénes quería y extrañaba, yo hacía Skype con ellas, y bueno lo sigo haciendo, pero aun así no es lo mismo. No es lo mismo estar hablando por Skype, que cara a cara, las extrañaba, extrañaba las tonterías que hacíamos juntas… claro, también me estaba empezando a agradar un poco —o bueno, ya no me estaba quejando tanto— vivir acá, en Atlanta, no era que me encantara, solamente me estaba acostumbrando y tenía que ir agradándome un poco, pues viviría aquí por lo menos hasta que termine el colegio.

—Gracias —le agradecía por mandarme a _______(tu país), pues el viaje a Londres era un regalo de mis abuelos. Me hubiera gustado estar con mi papá en esta fecha, me pregunto que me habría regalado—, de verdad mamá. Muchas gracias.
—No tienes que agradecerme —me dijo ella con una sonrisa.
—Te quiero mucho —le devolví la sonrisa.
—Yo también, _______(tu nombre) —sonrió ella.

Mientras terminábamos de comer los temas surgían de la nada, y llegábamos a conversar como lo hacíamos antes. Me sentí “literalmente” bien, pues extraña hacer esas cosas con mi mamá, era raro… como hace menos de 24 horas lo único que quería hacer era irme lejos a ________(tu país). Pero ojalá que mi mamá haya entendido que al perdonarla a ella no me refiero a que vaya a aceptar toda esta vida… es solamente querer recuperar esa relación de madre e hija, nada más. Sí sé que habían algunas cosas que debía de entender, tratar de comprender, y que por más que quisiera, no podía hacer nada al respecto. Pero habían otras cosas que debía de aceptar que eran realidad, y que tal vez tendría que aprender a vivir con ellas de ahora en adelante, pero eso no significaría aceptarlas.

Llegó el momento en el que ya habíamos terminado de comer… me había sumergido de tal manera en la conversación que me había olvidado de la presencia de Christian en aquel lugar, como si él hubiera pasado desapercibido todo el rato, después de que el “tema” sobre él, haya pasado. Mi mamá había pagado la cuenta, ya para ese entonces, dirigí la mirada hacia la mesa donde Christian y su familia estaban…, seguía ahí, hablando, mientras cada uno comía un postre. Yo solamente decidí no mirarlo más para no pasar de maleducada.

—¿Vamos? —me dijo mi mamá, mientras se paraba del asiento.
—Sí, vamos —sonreí, para ese entonces ya estaba parada.

Las dos caminamos, a un paso normal, ni lento, ni despacio; yo no lo miraba, miraba a cualquier otra parte menos a él y a su familia, sé que eso me haría un poco “obvia”, pero es mejor así; si me tiene que reclamar algo, mañana ya habrá tiempo de sobra.

Salimos, llegamos al carro nuevamente, y se puso a manejar hacia la casa.

—¿Qué tal estuvieron tus fajitas? —me preguntó mi mamá haciendo referencia a lo que había comido.
—Buenazas —respondí—, ¿lo tuyo?
—Sí, también estaba rico.
—¡Qué bien? —exclamé.

Hubo espacio de tiempo en el cual ninguna de las dos hablaba, y la música era la única que sonaba. Hasta que decidí romper le silencio para pedir permiso para mañana.

—Mamá, una cosa —hice una pausa, esperando a que ella me dejara seguir hablando.
—Dime, ¿qué pasa?
—Mañana puede ir a la casa temprano Christian, ¿no? —en sí, no le estaba pidiendo permiso—, por favor, es que de verdad necesito hablar con él urgente.
—En la mañana, ¿cierto? —me dijo ella.
—Sí, en la mañana. ¿Puede? —volví a preguntar.
—Ya, está bien —aceptó.
—¿Y después puedo salir con Justin en la tarde? —sí, un permiso extra.
—Si quieres —creo que aceptó solamente porque le había contado lo que pasó—, pero primero tienes que tener todas tus maletas listas.
—Sí, de eso no te preocupes.

Bueno si soy sincera, tenía mis maletas ya hechas con una semana de anticipación, pues en ese momento la única idea que tenía en mi cabeza era irme apenas pueda y disfrutar cada segundo lejos. Ahora también es así, solamente que con una idea menos fuerte.

—¿O ya las tienes hechas? —preguntó.
—Más o menos —respondí, pues no quería decir “sí”, pensaría que me quería ir de una buena vez… aunque tal vez lo pensaba de cierta manera así.
—¿Cómo que más o menos?
—O sea sí, pero me faltan algunas cosas —sonreí.
—Ah ya, bueno.

Llegamos a la casa, y estaba exhausta… mañana tenía un día cansado y lo mejor era dormir ahora; aparte que las 12 de la noche ya se acercaba. Apenas llegamos, me metí a la cama, alguien entró a mi habitación.

—¿Qué pasa? —pregunté yo sin si quiera levantar la cabeza de la almohada y sin abrir los ojos.
—Nada, solamente quería saber como te fue —me respondió la voz de Ryan.
—Bien, todo bien —repliqué—, las cosas están muchísimo mejor entre las dos.
—¡Qué bueno! —exclamó—, eso espero.
—Así es.
—¿Y con Justin? —cuestionó.
—¡Cállate, mierda! —exclamé exaltada.
—¿Qué te pasa? —él estaba sorprendido de cierta manera por la reacción que tuve durante un momento.
—Nada —respondí tranquilizándome un poco—, solamente que no quiero que digas eso, porque luego Paz escucha todo esto y comienza a hablar porquería y media.
—Ya, no te preocupes, ¿me perdonas? —se disculpó.
—Ya, está bien —le dije—, pero ahora déjame dormir que me muero de sueño.
—Ok, hasta mañana se despidió.
—Hasta mañana.

Y ahí acabó la conversación.

*A la mañana siguiente*

Me levanté a eso de las 9:30 de la mañana. Quería llamar a Christian para que me confirmara la hora, pues no me acordaba.

—¿________(tu nombre)? —escuché preguntando su dulce voz.
—Siempre vienes, ¿no? —me quise asegurar.
—Claro que sí —respondió él— en una hora me tienes en tu casa.
—Ya, está bien. Bueno te dejo, me voy a alistar —me despedí.
—Ok, chau, cuídate —lo sentí tan feliz al momento de despedirse.

Bajé a la cocina y tomé desayuno. Ya estaba servido, me sorprendió la idea de no ver a Elizabeth. Desayuné rápidamente, pues yo era del tipo de personas que tomaban su tiempo para cambiarse. Me demoraba como más de una hora para cambiarme, mientras me cambiaba 20 mil veces de ropa.

Subí a mi habitación. Y me metí a la ducha.

(En el baño)

No tenía mucho tiempo para demorarme, pero en si sabía que Christian me esperaría. Estaba demasiado nerviosa, por lo que podría pasar ahora. Tenía miedo de cualquier cosa en este momento que venía. No sé que podría pasar, las ideas que vendría a mi cabeza y a la suya. Habían demasiadas cosas que me atormentaban y a las cuáles le temía demasiado.

Terminé de bañarme y me fui hacia mi habitación. Me cambié, realmente me puse cualquier cosa, nada importante. No tenía ganas de arreglarme demasiado en ese momento. Un jean y una sudadera bastaría en aquel momento, estaba demasiado nerviosa como para preocuparme en como me veía.

Mientras me cambiaba, escuchaba como sonaba mi celular por una llamada entrante de Christian. Decidí no contestar, pues me diría “ya estoy llegando”, como solía decirlo siempre. Aparte, ya estaba terminando de cambiarme. Solamente me faltaba buscar una sudadera y ya estaba lista, pero Christian me llamó demasiadas veces. Me mandó un mensaje hasta que lo leí.

“________(tu nombre), ya llegué a tu casa. Paz me acaba de abrir la puerta, estoy en la sala, te espero, ¿sí? Apúrate mi amor”.

Eso decía el mensaje. Yo solamente traté de ignorarlo y terminar de cambiarme.

Fin de la narración.

*En la sala*

Narra Christian:

Apenas llegué, toqué el timbre y terminé mi vieja costumbre de llamar o timbrar a _________(tu nombre) antes de llegar. Paz me abrió la puerta.

—¿Y bueno cómo estás? —le pregunté a ella, después de saludarla con un beso en la mejilla.
—Bien, por suerte. Estoy bien —respondió Paz, mientras se sentaba a mi lado—, ¿tú?
—Bien, también.
—¿Y qué tal con _______(tu nombre)? —cuestionó con interés.
—Ahí… más o menos —contesté.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? —noté un poco interés en el tema de su parte—, ¿van a terminar ahora que no se van a ver durante tanto tiempo?
—…

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A tiempo, ¿sí? No me peguen. ): 

Hola chicas, ¿cómo están? Espero que bien :) Antes de entrar a clases, prometo leer todos los comentarios, lo juro. Y responder cada uno, y dedicar una entrada completa a puros comentarios que tengo acumulados chicas. :) Un besito, cuídense, ojalá les guste. Las quiero mucho :) 

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Vale

miércoles, 15 de febrero de 2012

Cap. 83°: "Vivir arrepintiéndose de las cosas sencillamente no es vida"

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Era fácil hablar de temas así con mi mamá, pues no tenía una edad avanzada… era alguien joven, de unos 36 años, sabía que podía confiar en ella, y contarle mis cosas y ella me daría los mejores consejos (en la mayoría de los casos) aunque a veces no, pero hacía su mejor esfuerzo conmigo.

—Tienes razón —me dijo, no es bueno que juegues con dos personas.
—Pero no estoy jugando con nadie —me defendí—, estoy con Christian, sí, pero la verdad es que ninguno de los dos sentimos lo mismo de antes. En cambio, a Justin siempre lo ignoré, no me caía, pero con el tiempo lo empecé a tratar mejor… y me di cuenta que podía sentir  cosas maravillosas con él.
—¿Entonces?
—No sé… es que…

Antes de que pudiera continuar me di cuenta que habíamos llegado, y también me di cuenta que a dos carros al lado de donde mi mamá acababa de estacionar el nuestro había uno idéntico al de Christian.

—Es que… —dijo ella como para que yo continuara diciendo en lo que estaba por decir.
—Nada —la corté de repente, ni si quiera la estaba escuchando realmente… más me estaba concentrado en poder ver si realmente era la camioneta de Christian.

Por donde quedaba Chili’s, quedaban también algunos restaurantes más, como Friday’s, KFC, Pizza Hut, etc. Y estaban cerca, por lo tanto no necesariamente tendrían que estar en Chili’s… eso era algo que me tranquilizaba un poco.

—¿Qué pasó? —me preguntó mi mamá tratando de mirar a donde yo estaba mirando exactamente.
—Ah, nada —respondí.
—Entonces ¿por qué dejaste de hablar de la nada? —ella seguía buscando con la vista algo que pudiera perturbarme.
—Por nada mami —dije de una vez para que me mirara y dejara de mirar otra cosa— ¿bajamos?
—Está bien —dicho esto, ella se bajó, y yo también.

Entramos al restaurante, y pedimos una mesa para las dos. Nos llevaron, y nos sentamos, mientras esperábamos que venga algún mozo a atendernos… mientras yo cuidadosa y discretamente buscaba a Christian o a Caitlin con la mirada, pero no quería que mi mamá se diera cuenta, pues luego comenzaría a preguntar y no estoy de un muy buen humor como para responderle de una manera correcta.

Mientras yo miraba, nos acercábamos a la puerta para entrar. En ese momento, ocurrió algo que desearía que no hubiera pasado… ver a Christian.  Estaba ahí, con Caitilin y sus papás delante de ellos dos. Caitlin no me miraba aún, pero Christian al toque tenía su mirada clavada en mí, era algo que en ese momento no quería. No quería que me mirara, pues sabía que no era lo mejor ahora. Había dicho, hecho tantas cosas, que tenía miedo de llegar a esta altura, mirarlo, y arrepentirme. Me conozco lo suficiente bien como para saber que esa posibilidad sería muy grande.

Decidí dejar de mirarlo y hacerme la “loca”, que su mirada jamás había coincido con la mía y que jamás lo hubiera visto sentado ahí, y que él jamás me hubiera visto entrando con mi mamá… aunque sé que tarde o temprano tendría que dignarme a mirarlo, o algo así, pero no era el momento. Solamente quería sentarme en el otro lado del restaurante… lo más lejos posible de él.

—¿Nos sentamos por allá? —le dije a mi mamá.
—Pero acá está bien —me dijo ella, mientras encontraba un sitio próximo al de Christian.
—Pero por ahí hay una ventana, y no me quiero apestar la ropa con olor a comida —puse una excusa inmediatamente.
—Pero hace frío —dijo ella.
—Pero tú que estás embarazada se supone que debes de tener más calor o algo así —no sé porque lo dije, seguramente no estaría en lo correcto… fue algo estúpido.
—¿Qué hablas? —me preguntó ella—, ¿pasa algo?
—No —contesté, mientras observaba como Christian me miraba desde su sitio.
—¿Entonces por qué estás así? —me preguntó ella.
—No, solamente que me quiero sentar ahí, ¿sí? —estaba a un punto de la desesperación y no sabía que hacer.
—Si tú dices… —me dijo mi mamá no muy convencida ante mi respuesta.
—Entonces, ¿sí? ¿Vamos? —la miré, esperando un “sí” de respuesta.
—Sí hija, pero ya me tendrás que decir —cuando me dijo “hija”, me sentí tan bien… no la había escuchado decir eso hace tanto tiempo.
—Ya mami.

Fuimos las dos caminando, mientras lo ignoraba, o bueno trataba de hacerlo, era difícil no pensar en él. Y más aún después de lo que le dije a Justin, más aun sabiendo que mañana lo voy a ver en la mañana y probablemente me pregunte por mi forma de actuar de hoy día o bueno, quién sabe. No quería arrepentirme de lo que dije, pero observarlo era otra cosa.

Nos sentamos en la mesa, y vinieron a atendernos inmediatamente… pedimos la comida, y no habíamos tenido ningún comentario al respecto sobre mi manera de actuar con ella hasta que trajeron mi comida. Una vez que nos trajeron las bebidas, comenzó la charla.

—¿Qué pasa? —me preguntó.
—Nada, solamente que no quería estar ahí porque estaba Christian —respondí.
—¿No podías decirme eso? —cuestionó ella.
—No —contesté—, pues él estaba ahí y podía escuchar.
—Bueno, ¿sólo eso? —me miró, mientras daba un sorbo de su bebida.
—Sí —dije—, ¿qué más podría hacer?
—No sé, por eso pregunto —lo mismo que decía yo siempre vino de labios de mi mamá.
—Bueno, no es por nada más —le aseguré.
—¿Mañana van a hablar, cierto?
—Sí. Va a ir un rato en la mañana y de ahí lo veré cuando llegue, supongo… nos tendremos que cruzar algún día —no entiendo porque dije eso como si ni siquiera quisiera que en un futuro fuéramos amigos.
—¿Ya no quiere que sean amigos? —lo entendió de la misma manera que yo.
—No… —hice una breve pausa— sí quiero que seamos amigos, pero no sé… en sí, me encanta su amistad, es única. No hay otra cosa que no me guste más de él, éramos mejores amigos antes de enamorados, siempre me hacía reír… el primer mes y medio todo era perfecto con él, todo era lindo. Me hacía sentir bien, pero después vinieron las huevadas… tanto mías como suyas, pero no me sentía bien… creo que estar con él se había vuelto una rutina, y todas las rutinas llegan a aburrir.
—Pero dime algo…
—Sí, dime, ¿qué cosa? —yo había esperado que ella dijera la oración de largo, pero eso no sucedió.
—¿Tú lo querías? —me preguntó.

En ese momento, me puse a pensar en todas las cosas vividas con él… desde el primer momento en que lo vi, hasta ayer donde tuvimos una pelea. Cada cosa con él era única, me hacía sentir tan bien cuando estaba junto a él que nada se comparaba… las peleas me llegaban  por un segundo, y me puse a sonreír. Solamente quería levantarme e ir a abrazarlo desde la mesa en la que estaba y sentirlo… estaba pasando exactamente lo que no quería que sucediera… lo mismo y todo esto por una sencilla pregunta. No me iba a arrepentir de todo lo que le dije a Justin hoy, no; ya es tarde y vivir arrepintiéndose de las cosas sencillamente no es vida. No quiero que eso pase otra vez de alguna manera u otra, pero no pude evitar sonreír por la manera en la que me sentía recordando momentos tan hermosos, aunque sabía que tarde o temprano vendrían los peores recuerdos, aquellos que en este momento no existían en mi mente, como si yo hubiera tenido una pérdida de memoria repentinamente.

—¿Si lo quería? —estaba mirando al vacío, para luego mirarla.
—Sí.
—…



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Hola chicas, ¿cómo están? Espero que súper bien... perdón por este retraso de más de una semana, pero he tenido una semana demasiado ocupada de tantos viajes y huevadas así, espero y poder subir más de un capítulo esta semana, pero de hecho que el próximo miércoles tienen su capítulo :)  ¿sí? Lo siento chicas. Voy a tratar de leer todos los comentarios en estas semanas que me quedan de vacaciones (más o menos 2). Espero que le guste (: 

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sábado, 4 de febrero de 2012

Cap. 82°: "Quiero que seas feliz... a costa de todo, encima de mí"


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—A mí, a todo esto, a ti sobre todo —me explicó más claro.
—Estás pidiendo demasiado —le dije de una buena vez.
—Mañana te vas, no te voy a ver quién sabe cuanto tiempo —soltó unas lágrimas—, quiero arreglar las cosas, ________(tu nombre), ¿tú no?
—Te quiero demasiado —la abracé.

Me di cuenta que haber estado peleando con mi mamá durante tanto tiempo no valía la pena, pues al final, ella era mi mamá… sé que he sufrido durante todo este tiempo, pero no es nada comparado. Sé que han pasado demasiadas cosas en estos momentos, pero al final, ella es mi mamá, y la quiero mucho, ella me dio la vida, ella me ha dado tantas cosas y por lo que ha pasado últimamente creí haber olvidado absolutamente todo.

Tenía un nudo en la garganta, era demasiado fuerte, las lágrimas simplemente querían salir… habían estado guardadas durante tanto tiempo que ya no podían más, solamente querían salir y ya… miraba para arriba para tratar de evitar que mis ojos se humedezcan más de lo que ya estaban, pero todo ese esfuerzo era en vano… ese dolor en el pecho simplemente era demasiado. Las lágrimas salieron poco a poco, pero me dolía demasiado, me dolía en el fondo del alma, me dolía a ver perdido tanto tiempo… tiempo que JAMÁS recuperaré.

—Perdón —tenía que aceptar mi error, este grande error.
—______(tu nombre), no te preocupes —susurró ella—, te quiero demasiado.

Madre e hija, llorando juntas, hablando después de tanto tiempo, dándose cuenta de que algunos errores las habían llevado a no hablarse durante tanto tiempo, a alejarse, a hacer como si ninguna de las dos existiera… como si realmente se odiaran, y fueran tan indiferentes una con la otra. Y es que a veces duele tanto que no parece verdad. Esa era la verdad entre nosotras dos. Perdimos tantas cosas por unos cuántos errores, aunque fueron unos errores que le dolieron a una más que a otra, y viceversa.

—¿Todo va a estar bien? —pregunté.
—Sí, hija, todo va a estar bien —sonrió con todas las lágrimas, mientras me miraba—, te lo prometo.
—Solamente quiero que seas feliz… a costa de todo, por encima de mí —eso era lo único que quería, que si al menos yo no podría serlo, que ella lo sea, pues después de luchar tanto por mí, se lo merecía.
—Lo que más me importa en el mundo eres tú y tu felicidad —dijo ella.

“Lo que más me importa en el mundo eres tú y tu felicidad”, esas palabras resonaron en mi cabeza… era como un eco, lo escuchaba una y otra vez. No salía de mi cabeza. No sé si era verdad o no, pero tenía que confiar en ella aunque los hechos me mostraran lo contrario. Ella tenía algo dentro de su cuerpo, que no me permitía ser feliz… “el fruto de amor” entre ella y Rafael, ese hijo, ese “hermano” entre comillas, pues jamás lo sería, y jamás lo tomaría como tal… aunque el pobre niño niña no tendría la culpa en ningún momento ahí, pues no me había hecho nada a mí, no me permitía ser feliz, pues ahí está todo ese “amor”, ese “amor” que en un momento fue parte de tanta infelicidad que tuve en aquel momento.

—Mmm… te quiero —la corté, no quería decir nada más, no quería decir algo que malograra este momento.
—Yo también —contestó ella sin dejar de abrazarme ni un segundo.

Solamente nos teníamos a las dos, solamente éramos nosotras dos, nada más. Acá, solamente la tenía a ella… después en esta casa a Elizabeth y a Ryan, a nadie más. A absolutamente nadie más. Pero a mi mamá la tendría incondicionalmente, cuando yo la necesitara, haga lo que yo haga; a los demás no, pues la gente se va y no vuelve, a veces te van a dar la espalda, pero aun así la tengo a ella.

—¿Todo puede ser cómo antes? —cuestioné, aunque simplemente era imposible.

Era imposible volver a como todo era antes, “a los buenos tiempos”, simplemente todo eso se quedaba en el pasado… y aunque la perdone ahora, el perdón no cambia el pasado, sólo le da sentido al futuro, y ahora me doy cuenta a todo lo que se referían con eso. Como todo era “antes”, era demasiado perfecto, yo era feliz, podía sonreír sin preocuparme de nada… era como cualquier niña normal, la que salía a jugar y no se preocupaba por nada, pues sabría que al volver estaría con su mamá, con su papá en casa, aunque ellos dos estén trabajando… los vería en algún momento del día, sin tener tantas preocupaciones, como qué días puede ver a su papá en su casa, como los constantes juicios, demandas, cuando a veces iba donde sus abuelos porque el humor de su mamá era simplemente insoportable.

—No —me respondió mi madre—, va a ser mejor, lo prometo.
—¿De verdad? —la miré—, no sé porque… pero me resulta demasiado difícil de creer.
—Hay que darnos una oportunidad —comenzó diciendo ella—, para ver como todo va… no hay que juzgar todo de frente.
—Está bien, mamá —no sé como acepté todo eso en ese instante.

No podía creer lo que estaba aceptando, pero bueno todas las situaciones y todas las personas merecen una oportunidad… y comenzando dándome la oportunidad a mí, también a mi mamá, también a todo lo que había pasado desde ese día.

—¿Quieres ir a comer? —me soltó, y se secó las lágrimas.
—¿Hoy?
—¿Cuándo más? —me preguntó—, mañana no tendrás tiempo.
—Cierto —solté una carcajada—, ¿las dos?

Mi mamá sabía que esa pregunta doble intención, o un significado extra, como diciendo “¿sólo las dos? ¿sin Rafael? ¿Solamente tú y yo? ¿Nadie más que esté jodiendo?”, era la traducción completa de mi pregunta.

—Sí, sólo las dos —respondió.
—¿De verdad? —estaba sorprendida— ¿ocurrió algo? ¿se pelearon?
—No —me dijo ella—, solamente que yo quiero pasar tiempo con mi hija.
—Ah ya —respondí—, ya me estaba sorprendiendo.
—Bueno, entonces, ¿vamos? —me ofreció nuevamente.
—Está bien —dije—, ¿a dónde?
—A dónde tú quieras, pero vamos.
—Ok —dije—, ¿vamos ahorita?
—No, todavía, me voy a bañar y luego cambiar —me indicó mi mamá.
—Ya, entonces yo también —solamente quería un baño.
—Ok —se levantó de mi cama, con los ojos llorosos, hinchados—, ya no llores, ¿sí? —secó mis lágrimas con sus manos.
—Mamá, te quiero demasiado —solamente logré decir eso, y sentí otra vez ese dolor en el pecho… eso que me hacía sentir de alguna manera culpable de algo.
—Yo también, ________(tu nombre), yo también —me abrazó.
—Eres la mejor —no lo dije después de tanto tiempo, pero ahora solamente quería hacérselo saber.
—Tú también, lo eres todo —dicho esto, me dio un beso en la frente.
—Ya —me sequé las lágrimas—, vete a bañar, ¿sí? Yo haré lo mismo.
—Ya —sonrió.

Mi mamá salió de mi habitación y se dirigió a la suya, yo solamente me quedé pensando en todo lo que acaba de pasar… después de tanto tiempo de estar peleadas todo se pudo solucionar después de hablar, “hablar”, lo único que habíamos necesitado después de tanto tiempo.

Me bañé, lo necesitaba, tal vez así pensaría con más claridad todo lo que acababa de pasar. Al terminar, me puse lo primero que encontré, pero lo suficiente como para estar bien para cuando iríamos a comer. 



Cuando terminé de cambiarme, fui a la habitación de mi mamá para aunque sea poder hablar con ella para ver porque se demoraba tanto, bueno… ella siempre fue la que más se demoraba de nosotras dos, ella siempre. Me aseguré que no estuviera Rafael, pues no tenía ganas de verlo ahora.

La observaba, mientras decidía que polo ponerse. La observaba… observaba su vientre, y notaba que ella no había subido demasiado de peso… en los escasos meses que tenía de embarazo, solamente parecía un ascenso leve de peso, nada más. Y me gustaría que realmente fuera así, pero la realidad es otra. Sé que no tengo que odiar a alguien que no tiene la culpa de nada, pero como ya dije “no lo odio a él, solamente lo que es”, nada más, ese es el problema.

—¿Cómo te va en tu embarazo? —pregunté, solamente por curiosidad.
—Bien hija, bien —contestó—, gracias a Dios.
—¿Y qué te ha dicho el médico? —fui seca al preguntar, pero solamente quería saber como estaba de salud  ella por todo esto de su embarazo, nada más.
—Que todo anda bien.
—¿Y vas a chequearte cada cierto tiempo, no? —no sabía este tipo de cosas, puesto que no hablaba con ella desde hace tiempo, y ya no sabía casi nada de mi propia madre.
—Sí, todo anda bien por suerte —respondió, mientras se probaba otro polo.
—Ese está bien —opiné sobre la combinación que hacía con el pantalón.
—¿De verdad se ve bien? —me miró no muy convencida.
—Se te ve bien, mami —le sonreí—, de verdad.
—Ya, está bien —se miró en el espejo.

Se arregló ligeramente el cabello, como yo la había visto hacerlo durante tantos años… simplemente me remontó a mi infancia esa acción que hizo de mover ligeramente el cabello. Agarró su bolso, y se dirigió hacia mí, con las llaves del carro en la mano.

—¿Vamos? —me miró, como indicándome que vaya saliendo.
—Ya mami, vamos.

Caminamos las dos sin intercambiar muchas palabras hasta la cochera. Ella se despidió de Rafael, y yo tuve que hacerlo también. Ryan y Paz no estaban ahí por el momento. Llegamos, y ella se dispuso a manejar, mientras yo me puse en el asiento del copiloto.

—¿Adónde vamos a ir a comer, mamá? —pregunté.
—Mmm… no sé, ¿a dónde quieres ir?
—¿Vamos a “Chili’s”?   —era un restaurante que me gustaba.
—Está bien, vamos —aceptó ella.

Prendió la radio, y estaba sonando “She is love” de Parachute, esa canción me fascinaba demasiado. Solamente la escuchaba y la tarareaba silenciosamente. No hablábamos. Supongo que tanto tiempo de estar peleadas, y la falta de comunicación, había hecho que olvidáramos como mantener una conversación tal y como lo hacíamos antes… tal vez lo recordábamos, tal vez solamente no sabíamos como empezar.

—¿Cómo te va con Christian? —me preguntó ella, después de minutos, tal vez ya habría encontrado el tema de conversación perfecto.
—Mmm… ahí —respondí sin importancia, tal vez con algo de duda para ella.
—¿Cómo que “ahí”? —me preguntó en un tono de voz único, como que no entendía, como que me decía “¿estás loca?, habla claro”.
—Amm… —solté una carcajada—, o sea ni bien, ni mal.
—¿Normal? —simplificó mis palabras.
—Algo así —pues, tampoco le quería mentir.
—Explícame —me pidió.
—Lo que pasa es que creo que lo mejor en estos días que me voy, sería terminar o al menos darnos un tiempo —era la verdad, era lo mejor, para mí, para él.
—¿Por qué? —preguntó.
—Es que las cosas no van muy bien entre los dos —al decir eso, me estaba encaminando más en decirle la verdad que seguir tapándola.
—¿Cómo así?
—Es que no es lo mismo que antes —le dije—, no es lo mismo que al comienzo… ya no siento lo mismo por él, y a veces pienso que estar con él se ha convertido en una rutina.
—¿Ah? —no me miraba, pero hacía gestos.
—Es que creo que me gusta Justin —le expliqué—… bueno, no creo, realmente me gusta. Y cuando estoy con Christian me siento feliz, sí, pero hasta uno que los dos se enoja y la malogra.
—¿Pelean mucho?
—Sí, y me llega —le estaba contando cosas que no le contaba a nadie en tantos meses.
—¿Entonces?
—Lo que pasa es que hoy día fue Justin a la casa y le dije todo lo que sentía por él —proseguí—, porque Ryan me aconsejó hacer eso, así que lo hice… y como que me fue bien, como me sentí bien, me hizo feliz.
—¿Entonces van a terminar?
—Sí, es lo mejor —respondí—, a pesar de todo él es mi amigo también y no quiero lastimarlo, y tampoco quiero hacerme infeliz a su lado.

Era fácil hablar de temas así con mi mamá, pues no tenía una edad avanzada… era alguien joven, de unos 36 años, sabía que podía confiar en ella, y contarle mis cosas y ella me daría los mejores consejos (en la mayoría de los casos) aunque a veces no, pero hacía su mejor esfuerzo conmigo.

—Tienes razón —me dijo—, no es bueno que juegues con dos personas.
—Pero no estoy jugando con nadie —me defendí—, estoy con Christian, sí, pero la verdad es que ninguno de los dos sentimos lo mismo de antes. En cambio, a Justin siempre lo ignoré, no me caía, pero con el tiempo lo empecé a tratar mejor… y me di cuenta que podía sentir  cosas maravillosas con él.



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Hola chicas, ¿cómo están? :) Espero que bien, y espero que les guste este capítulo, ¿sí? ¿Cómo les ha ido? Perdónenme, hoy día no leí casi ningún comentario, debo de leer como 300 comentarios, y hoy día fue el peor día para hacerlo. Chicas, lo siento, para recompensarlas les puso un conjunto polyvore que hice :) espero que les guste, las quiero demasiado<3(: 


Las adoro chicas<3(:

Mi Cuenta en Polyvore: http://valebieber1.polyvore.com/
Blog donde se encuentran los primeros capítulos de “Un giro de 360° desde que te conocí”: http://ungirode360desdequeteconoci-novela.blogspot.com 

Preguntas: 
1. ¿Eres de Lima? 
RPTA: No voy a responder eso, solamente diré que soy de Perú, pues considero eso una información algo más privada. 
2. ¿Tienes Facebook? 
RPTA: Sí. 
3. ¿Cómo pusiste el contador de visitas? 
RPTA: No sé como es con la interfaz nueva, pues yo sigo usando la interfaz anterior, solamente te puedo decir (según lo que sé) es que pones en "Diseño", "Elementos de la página", pones "Añadir un gadget" y ahí encuentas algo que dice "Contador de visita", y listo. (: 


Vale