Cap. 33°: "¿Me estás hueveando?"

{En inglés}

-Ya me llamaron —referente a la llamada— desafortunadamente.

-Mmm… ¿se habrá enterado? —¿lo del problema? Obviamente.

-Seguramente —o la chismosa de Paz le habrá chismoseado— bueno… me amenazó con mi laptop —no iba a dejar de usar mi laptop por nada del mundo, así que…— me debo de de ir… chau

Me acerqué a Chris, siempre que estábamos muy cerca, me sentía nerviosa… sentía algo dentro mío… no sé que era… pero de pronto…  no… mejor nada… no puedo… ¡me siento estúpida!... le di un beso en la mejilla, le sonreí, y me fui caminando.

(Mientras caminaba)

Bueno, aún no había salido del tennis, pero ahí me topé con Caitlin.

-¡__________(tu nombre)! —exclamó alegremente.

-Hola Caitlin —le sonreí.

-¿En qué piensas tanto? —¿ella también se habrá dado cuenta de la cara de idiota qué tengo?

-¿Yo? —debía de pensar algo rápido… ¡vamos! — en el problema que me he metido.

-¿Él de lo que pasó con Jasmine? —¡woow! Ahora todo el mundo lo sabía… pero si se trataba de la hermana de Chris, o sea, Caitlin, no me molestaba.

-Sí —no quería acordarme de eso— y todo gracias a Chris —sí, ¿para qué le tiene qué gustar a Paz?

-¿Eh? —Caitlin no me entendió muy bien qué digamos, o al menos eso decía la expresión en su cara.

-¿Para qué le tiene qué gustar a Paz? —preferí decírselo en un tono de broma y así lo hice.

-Oh —rió— cierto.

-Sí —sonreí— bueno… me debo de ir.

Me despedí de Caitlin y me fui directamente hacia mi “casa”.

Odiaba tener que decirle “casa” a donde vivían personas que odiaba con todo mi corazón, alma y vida.

Me gustaría decirle “casa” a mi casa de hace 3 años… y si no fuera así, a la de 5 meses atrás.

Me estremecí, no pude evitar que una lágrima salga despedida de mis ojos.

(En mi casa)

Llegué, me armé de valor, para no llorar más, y me abrí la puerta; entré.

Mi mamá estaba sentada en el sofá, y con Rafael, ambos me miraron… ¿qué hacía él ahí? Se supone que es solamente una conversación entre mi mamá y yo, nadie más.

Decidí irme, y cuando iba a dar un paso para subir hacia el segundo piso, en las escaleras, mi mamá me gritó.

-¿A dónde crees qué vas? —me gritó ella.

-A mi cuarto —¿a dónde más? — ¡duh!

-Ven y siéntate —seguía gritando como si fuera sorda.

-Como sea —volteé los ojos, y me dirigí hacia donde estaba ella, pero no me senté.

-Siéntate —me señaló un pequeño mueble que estaba ahí, pero lo suficientemente cómodo para mí.

No dije nada… ¿raro? Demasiado… solamente me senté, y la miré, fríamente, y sin expresión alguna.

-Te escucho —me hice la desinteresada.

-¿Cómo qué te mandaron a dirección? —¿era de esperarse, cierto?

-Eh, sí —no le iba a mentir.

-¿Por qué?  —me preguntó la mujer que me dio la vida.

-Pensé que ya sabías —miré al techo.

-¿Cómo? —Rafael seguía ahí, y sin decir nada.

-¿Qué? ¿No te contó? —me hice la sorprendida, pero realmente… no tenía nada de que sorprenderme, y mucho menos de Paz.

-¿Contarme qué? —sí, se notaba que ella estaba desesperada.

-Mejor pregúntale a Paz —dije eso, y miré que Rafael cambió su gesto, a uno de preocupación.

-¿Qué pasó con Paz? —preguntó mi mamá, casi al mismo tiempo que Rafael.

-Pues, mucho —quería hacerlos sufrir un buen rato.

-¿Me vas a explicar? —me replicó mi madre.

-¿Tengo de otra? —quería irme— esto no tiene sentido —son mis problemas, que les interesa a ellos— me voy.

-¡NO! —gritó furiosa mi mamá— tú te quedas hasta que me expliques todo.

-¿Todo? —pregunté.

-Todo —me respondió ella.

-OK, bueno… veamos —miré al piso y esbocé una sonrisa malvada— Paz me mandó a una de sus amigas, cabezas huecas, parlantes… y bueno el punto, es que su querida amiga, se metió en un problema que no le correspondía, y me comenzó a insultar, y como no le tuve paciencia, yo también, y le tiré comida, y nos comenzamos a pelear —en resumen.

-¿Y qué tiene qué ver Paz? —claro, mi mamá, siempre protegiendo a esa pulga rubia.

-Que Paz mandó a su amiga, y su amiga se metió en un problema que era mío con Paz —proseguí— claro, como Paz no se puede defender sola —sí, no me importaba que estuviera Rafael ahí.

-¿Y cómo estás tan segura? —sí, mamá, sigue defendiendo a Paz.

-Porque está más claro que el agua —los miré a ambos, que tenían ganas de seguir preguntándome cosas— bueno… ¿creo que ya respondí todo, cierto? —dejé de mirarlos y me levanté— preguntas en otro momento, tengo tarea.

Me levanté, y me fui hacia mi habitación, dejándolos con la palabra en la boca. No iba a gastar mi voz.

(En mi habitación)

Me senté en el escritorio de madera con vidrio que tenía, mientras pensaba en todo lo que había pasado.

Sé que no debí de agarrarme a golpes con ella, pero, cuando alguien me encuentra me busca… aunque creo que ya lo dije.

No tenía tarea, había mentido… así que no tenía nada más que hacer; o tal vez, mi mamá, y su querido Rafael vendrían… pero tal vez no; como odiaba esta situación… no me era capaz de acostumbrarme… ¡bah!... ¿qué digo? NO soy capaz, simplemente, y tampoco quiero; no soy feliz como estoy ahora, y ya me acostumbré a este estilo de vida, desde hace ya,  3 años, solamente que antes era diferente.

A veces, me gustaría tener a alguien a mi costado, para llorar y contarle todos… sentirme valiosa por lo menos, desde hace 5 meses. Pero, ¿quién?... ¿una amiga? No tengo. Ya sé lo que dirán… ¿y Veronica?... bueno, ella y yo estamos peleadas básicamente desde que comenzó el colegio, o sea, hace 2 semanas… ¿por qué? Simplemente porque ella prefirió estar con Paz, y cuando Jasmine y Paz me hicieron hoy lo que me hicieron, no movió ni una uña y se quedó sentada ahí… después nada… solamente tenía un amigo, Chris… pero, estaba demasiado confundida… el profesor Connor, terminó confundiéndome más de lo que ya estaba… simplemente, no entiendo nada de lo que está pasando ahora. En serio. ¿Por qué todo tiene qué cambiar tan rápidamente? ¿Eh? ¿Por qué?

Era de imaginarme… entraron a mi cuarto, como energúmenos.

-¡_________(tu nombre)! —gritó, mi mamá, al menos ahora estaba sola— no he terminado de hablar contigo.

-¿Ah sí? —le contesté bien feo— pues, yo sí.

-¡No me hables así! —quiso poner orden.

-No me hables, simplemente —¿a caso no se daba cuenta? Estaba sola, quería seguir estándolo por más que me destrozara— cada vez que abres la boca es para lastimarme… como ese “nos mudamos a Atlanta” y también ese “me casaré con Rafael” —sentía ganas de llorar, pero tenía que resistir.

-¿Toda la vida vas a poner esa excusa? —se puso a llorar.

-No es una excusa… es la verdad —¿qué? ¿a mí no me dolía todo lo qué me había hecho ella?.

Ya sé lo que dirán, y sí, lo es… “Lo peor del mundo es ver a tu mamá llorando”, y lo es… ¿a caso dije que no?... Pero supongo que lo peor del mundo es ver a tu hija completamente destrozada, sin ganas de vivir, y sonriendo como si todo estuviera bien. Odio esto.

-Si pudieras te irías —esa es parte de mi historia que no saben, y si no lo entienden, no las culpo— y ahora… no te detendría —sus ojos crudamente, posaron la vista en mí, vi una lágrima derramarse, y vi como se alejó de mi habitación.

Yo tal vez la hice sentir mal, pero eso fue como un disparo hacia mi corazón, no me había sentido así desde que mi mamá me dijo “te odio”.

(Flashback)

(Hace 9 meses)

Narras tú:

Hoy día era Domingo, y digamos que no era mi día predilecto de la semana. Siempre me levantaba a las 8, o 9 AM, y mi mamá seguía durmiendo de largo hasta las 10 AM, y ahora con mayor razón que Rafael vino.

Hoy día, quería irme con mi papá, a pasar el día, porque no me gustaba mucho cuando Rafael estaba, bueno… no me gusta completamente; amo a mi mamá, pero no.  Pero es imposible irme con mi papá, ya que él está en Brasil… sí, él trabaja ahí, pero cada mes nos vemos, durante 3 días… ¿gracioso, no? de vernos 2 veces a la semana, solamente vernos 3 días cada mes. Es feo, y me duele, pero al menos lo veo.

Mi mamá ya se había despertado, y nos acabábamos de pelear, y la pelea aún sigue, solamente que me he encerrado en mi habitación.

-¡Abre la puerta! —escuché a mi mamá gritándome desde el otro lado de la puerta.

-¡No quiero! —le grité— ¡me vas a pegar!

-¡Abre la puerta! —tiró una patada.

-¡No patees MIS cosas! —me levanté, y fui a abrir de un golpe la puerta, pero a penas la abrí, me fui corriendo hacia mi cama— ¿qué quieres?

-¡Tú no me vuelves a faltar el respeto de esa manera! —estaba furiosa, y no la culpo; le dije un montón de cosas y le tiré la puerta en la cara.

-Solamente porque lo odio —sí, a Rafael.

-No, no es por eso —estaba con ganas de tirarme un buen golpe.

-¿Sabes qué? ¡TE ODIO! —lo dije, sí… y me sentía vacía.

-¿Y? YO TAMBIÉN TE ODIO —eso me devastó viva, y más verla, irse.

(Fin del flashback)

Ella me dijo “te odio”, y ahora me decía que no le importaba que me fuera. ¿Tan mal estaba esta situación? Está peor de lo que me imaginaba… pero, claro, yo no soy ninguna santa de su devoción.

(A la manaña siguiente)

Me levanté tarde, sin darme cuenta, ayer mi celular no tenía batería, y si no fuera por el ruidoso de Ryan que se levantó a las 7:00 AM, y se cayó de su cama, no me hubiera levantado.

Ahora son las 7:50 AM, y le dije a Chris que se fuera al colegio, porque no por mí iba a llegar tarde al colegio.

Agarré mi mochila, y me fui corriendo hacia el colegio.

(Mientras caminaba/corría)

Ya casi se me acababa el tiempo; el colegio no quedaba lejos, solamente 2 cuadras lejos, pero igual, debía de llegar antes de las 8:00 AM, porque a esa hora era la entrada, y si llegaba tarde, ya estaba muerta.

(En el colegio)

Llegué a las justas, 7:59 AM.

(En mi salón)

Agarré mi mochila, la puse atrás, y me senté como niña buena.

-¿Ya llegó? —lo sé, que estúpida es mi pregunta.

-¿Lo has visto? —me contestó haciéndome otra pregunta Christian.

-Emm… no —dije torpemente.

-¿Entonces? ¿Para qué preguntas?

-Ok —lo miré— ¡qué agresivo! —fruncí el ceño.

-No —rió— perdón.

-Soné como Veronica, ¿cierto? —siempre decía así Veronica.

-Algo —rió— hablando de ella… ¿sigues enojada con ella?

-Sí —contesté de golpe— lo que hizo fue algo que jamás le haría por nada del mundo.

-Pero tal vez ella no supo —¿cómo no iba a saber? ¿Y por qué tenía que protegerla Chris?

-¿Qué te dijo? —sabía que Veronica le había dicho algo a Chris— dime todo.

-No me dijo nada —vi como miró al piso.

-Yo sé que te dijo algo —no pude evitar mirarlo nuevamente.

-¿No me crees? —creo que la respuesta era más que obvia.

-No.

-¡Me ofendes ________(tu nombre)! —exclamó, dramatizando la situación completamente.

-Sí —reí.

-¿Qué hablabas tanto con el profe Connor? —mmm… chismoso terminó siendo Chris.

-Lo conocía desde antes —evadiendo su pregunta— cuando él trabajaba en _______(tu país) —proseguí— pero, no evites mi pregunta.

-No estoy evitando nada —cuando Chris me dijo eso, el profesor entró, y yo me paré inmediatamente— ¿por qué te levantas?

-/El profesor, idiota/ —le susurré, y él, acto seguido, se levantó.

Lo miré, como frunciéndole el ceño, y riendo por lo bajo, por lo tonto que llegaba a ser a veces, y lo tierno que se miraba.

-Buenos días profesor Michael —dijimos todos en coro.

-Buenos días —nos contestó el profesor— pueden sentarse.

Todos nos sentamos. Ahora nos tocaba Química, no era mi curso predilecto, no lo odiaba, pero era fácil.

Yo soy de las personas que para aprender rápidamente, pueden escuchar y hacer otra cosa, y aprenden rápido, esa es una ventaja para mí.

Hoy día estaba distraída, pero entendí rápido… toda la clase me la pasé pensando en que quería que ya no quería estar con Veronica, bueno eso solamente fue el 25% de lo que estaba pensando, el resto, o sea, el 75% era Chris… no sé por qué demonios pensé en él, pero lo hice.

Días después…

(Era sábado)

Me levanté a las 6:50 AM, hoy día me tocaban clases de tennis a las 7:00 AM, y eran particulares, así que debía de ir rápido.

Me cambié de ropa, por esto…

Terminé de cambiarme, agarré mi  celular, y mi iPod, incluyendo mis audífonos.

(En la sala)

Puse todas mis cosas en la funda, y fui a la cocina para llenar mi botella con agua, y también la puse en mi funda.

(Mientras caminaba)

Yo me iba a Tennis caminando, porque quedaba dentro del Staff.

Me puse cada audífono en cada oreja, y concentrada escuché la música; pero fue en vano, Chris ocupa el 90% de mi mente, y el otro 10% piensa en que estoy drogada.

(En el tennis)

El profesor ya había llegado, con solamente observar su Honda Civic 2004 plomo, sabía que ya estaba ahí.

Entré, y lo vi ahí, esperándome.

-Hola Profe —le dije, apenas lo vi.

-Hola ________(tu nombre) —me respondió él, mientras se acercaba a las grandes gradas de cemento que había ahí.

Me acerqué y dejé mi funda de la raqueta, y mis demás cosas dentro de ella, solamente teniendo la raqueta entre manos.

-¿Hoy día tienes información? —me preguntó el profesor, mirando.

-Sí —reí— ¿tú?

-También.

-Ya, me cuentas mientras jugamos —le dije, yendo hacia el centro de la cancha.

El profesor Connor y yo le decíamos “información” a las últimas cosas que pasábamos, y era mejor así; para enterarme las cosas que pasaban.

Comenzamos a jugar, mientras hablábamos.

-Ya, empieza tú —mientras le pasaba una pelota.

-Ok.

Me comenzó a decir varias cosas,  y entre ellas salió el tema de quién le gustaba a quién.

-¿A Paz? —me preguntó el profesor.

-Christian —le contesté, mientras le contestaba la pelota— ¿a Ryan?

-Emm… no sé.

-No sabes nada —le dije.

-¿Y tú sabes? —obvio que sabía.

-Sí —le respondí— no le gusta nadie, siempre está tras otra chica —era cierto— es un mujeriego.

-Sí —rió—  demasiado.

-Me da pena la chica que sea su próxima novia —Ryan era demasiado mujeriego, estaba con una, pero le gustaba la otra.

-Sí —soltó una risita— ¿y Veronica?

-No sé, no me quiere decir —Veronica y yo, ya nos habíamos amistado, justo ayer por MSN— hoy día va a venir a mi casa, y le diré que me diga.

-Ya, ¿y a Chaz?

-No sé —no era amiga de Chaz— no somos amigos.

-¿Ah sí? —me preguntó.

-Sí —le afirmé— o sea, creo que solamente le dije “hola” y “chau” una vez, nada  más.

-¿Por qué? —parecía impresionado— si es buena gente.

-Nunca dije que no, pero no lo conozco.

-Oh —me tiró un golpe fuerte, pero lo contesté.

-¡Abusivo! —le grité.

-Tú me dijiste que querías que te tirara —haciendo referente al tennis— fuerte la pelota.

-Sí, pero… —no supe que decir así que le fruncí el ceño.

-¿Sabes a quién le gusta Chris? —me miró directamente.

-No —no hablaba con Chris sobre eso— creo que solamente le pregunté eso, y fue hace tiempo, y me dijo que nadie.

-Ah —me dijo como si él supiera algo— ayer me dijo.

-¿Ah sí? —estaba interesada sobre eso— ¿qué te dijo?

-No te voy a decir —¿pero por qué? — no quiere que le diga a nadie, y me asesina si le digo a alguien.

-Pero no me digas —realmente quería saber— dame pistas.

-Ok —aceptó— está en Whitefield —o sea, en mi colegio.

-Ok, ¿qué más? —le cuestioné— porque eso no es suficiente.

-Se apellida _________(tu apellido materno) —¿emmm? No entiendo.

-¿En qué grado está? —eso sería una gran clave.

-En el grado que está él… a los hombres no le  gustan chicas mayores, solamente de su edad o menores por poco —me afirmó—… pero no entiendo a las mujeres.

-¿Eh? —lo miré raro.

-Sí, por ejemplo… ¿quién te gusta? —lo miré, algo nerviosa, no iba a abrir la boca.

-No me gusta nadie —era… ¿cierto?.

-No creo, te debe de gustar alguien —me miró, como si supiera algo.

-Bueno… dime lo que tenías que decir —quería ir al punto.

-De que a las mujeres les gustan chicos mayores que ellas —me comentó, pero no era cierto.

-No necesariamente.

-A ver… ¿quién no? —debí de quedarme callada.

-Yo que sé —me hice la loca— pero está mal generalizar.

-Mjm —mencionó con sarcasmo.

-¿Quién le gusta a Chris? —esa curiosidad me comía viva— dime.

-No —negó— si quieres saber, adivina, y yo te digo quién —añadió.

-Mmm… al final de la clase —tenía que pensar profundamente.

-De acuerdo.

La clase continuó con normalidad, le decía cosas, él me decía cosas, pero no podía dejar de pensar en lo que me había dicho; estaba casi segura que era yo quién le gustaba, pero no me quería ilusionar, para que luego fuera pisoteada por mí misma… no quería, no es miedo, simplemente prevención.

Al final de la clase…

-Ahora, sí —me senté a tomar agua— ¿me dices?

-No, tú adivina —sabía a lo que me refería.

-Ok… emm… a ver —saqué mi BlackBerry y comencé a buscar mis contactos en Facebook que tuviera “_________(tu apellido materno)” de apellido, pero fue en vano— estoy buscando en Facebook.

-¿Encontraste algo? —me preguntó algo burlón.

-No hay nadie que se apellide así —lo miré— ¿seguro qué es de mi colegio?

-Sí —me afirmó— él me lo dijo ayer.

-Pero solamente… —no, no me negué a pensarlo, si quiera un ratito.

-¿Solamente? —me dijo como para continuar la oración que había dejado inconclusa por el  momento.

-¿Yo? —fui al grano, pero no quería ilusionarme.

-Eh —me miró, sonrió— tú le gustas —pronunciaron sus labios.

-Ajá —no quería creerlo, así que le usé el sarcasmo— yo no le gusto.

-De verdad —sonaba como si fuera verdad.

-Júramelo —le ordené— ¿qué es lo qué más quieres en la vida?

-A mí —me dijo, egocéntricamente.

-Júramelo por tus hijos —lo miré.

-Lo juro.

-Pero… ¿los quieres? —sé que fue estúpida mi pregunta.

-Sí —obviamente que sí, ¿cierto? — pero sin ellos sería una carga menos —¿estaba bromeando, cierto?

-Ya pues —comencé a pensar algo— júramelo por ti mismo.

-Te lo juro —repitió.

-Me niego a creerlo —quería salir de mis pensamientos, no puedo creerlo.

-De verdad —sonaba verdadero.

-No —negué nuevamente.

-¿No has visto como sus ojos se iluminan al verte? —comencé a acordarme de Chris— ¿cada vez qué está sólo contigo? —seguí acordándome— ¿cada vez qué te sientas a su costado? —eso me hizo ruborizar— ¿o cuándo de “casualidad” —hizo comillas en el aire— te agarra la mano? —eso último me hizo pensar.

-Pero… solamente somos amigos.

-Para ti —me miró— pero para él no.

-Me costó sacarle la información —Chris no hablaba fácilmente—  sabes que a él no le gusta hablar de eso.

-Emm… no mucho —solamente lo conocía hace un mes, no sabía mucho de él.

-Sí le gustas —me volvió a decir— de verdad.

-Emm… —no sé que sentía hacía él, pero no era una simple amistad.

-Pero ya le dije que no se ilusione contigo —¿por qué se mete? — sé que no le vas a hacer caso, pero él no se va a rendir.

-Pero…

-¿Qué? —me interrumpió— ¿a ti también te gusta?

-No he dicho nada.

-Pero… por eso, que no se ilusione, pero no me hace caso —miró hacia otra parte— me da pena, porque él es demasiado bueno como para salir lastimado por ti.

-¿Me crees un demonio? —le fruncí el ceño.

-No dije nada de eso —se defendió.

-Me estás hueveando —seguía en shock, no podía creerlo.

-¡Qué no! —pero, no puede ser… yo sé que era mentira— si pudiera lo llamaría, pero no le puedo decir a nadie.

-Pero me lo dijiste a mí —le saqué en cara eso.

-Sí —lo admitió— pero igual, que no se haga ilusiones… porque sé que no le vas a hacer caso —¿por qué decía eso? ¿a caso estaba seguro de qué haría eso?... — pero, ¿a ti quién te gusta? —me preguntó.

-Nadie —pero, ¿lo que le decía era cierto?

-Sé que te gusta alguien —¿estaba tan seguro de eso?

-Si es que me gustara alguien, que es una suposición —era mejor quedarme callada, pero no lo iba a hacer— ¿quién crees qué sería? —era lo que quería saber.

-Emm… no sé… pero te daré consejos —se sentó— si es que te gusta Dan, te diría que no porque es muy mujeriego, tanto o más que Ryan; si te gusta Chaz te diría que no te recomiendo mucho, porque es muy pervertido; si te gusta Justin, el amigo de Ryan, te diría que mejor no, porque tiene muchas cosas…

-¿QUÉ? —lo interrumpí— ese Gayber ni si quiera figura en mi mapa —no tiene ni idea cuánto lo odio.

-Bueno, como decía… y si te gusta Chris, te diría que sí porque es muy buena gente, y daría la vida por ti.

-¿Lo estás ayudando, cierto? —lo miré.

-No —no sé si en estos años que no lo había visto, se había vuelto más mentiroso.

-Bueno… me voy —le dije— hoy día tengo que llamar a Chris, para… —vi que se notaba muy interesado en lo que decía, lo que hizo que me sintiera rara— nada.

Agarré mis cosas y me fui caminando hacia mi casa.

(Mientras caminaba)

Sabía que me estaba hueveando, pero… ¿cómo estar segura? ¿por qué tiene qué ser todo tan complicado?

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Este capítulo va dedicado para una de las lectoras que hoy día es su cumpleaños, no me acuerdo el nombre, pero espero que pases el mejor cumpleaños de tu vida (:  Te adoro.

Las quiero (: 

♥ Vale ♥